

Después del comprensible tiempo de adaptación, me he encontrado con una Parroquia viva, con muchos grupos parroquiales y mucha participación. Siempre me ha gustado disfrutar del dinamismo de una Parroquia en sus diversos carismas, grupos y asociaciones…y parece que Dios me ha tomado la palabra y venga…a no parar en el ritmo de la Parroquia.
También, la mayoría de las mañanas
estoy en el hospital como Capellán, donde me toca estar cerca del mundo del
sufrimiento; ciertamente es duro, pero también fortifica la Fe al reproducir
los gestos del Señor, que estuvo siempre cerca de los que sufren, y descubrir
que el mundo está necesitado de una palabra de humanidad, una palabra de
aliento. La técnica por si sola no cura.
Los seres humanos nos necesitamos unos a otros y ahí también está la
presencia de la Iglesia que consuela y fortalece en los momentos de debilidad.
Pues nada, ojalá pueda conoceros personalmente a todos y espero vuestra ayuda para que tanto la Hermandad como la Parroquia sean un ámbito de encuentro del hombre con otros y sobre todo con Cristo el Señor. ¡Un saludo cordial a todos!
Rvdo. P. D. Rubén Jesús Virués Gómez
-Director Espiritual-